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835/02 San Lorenzo de Navarro

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VISTO:

Las atribuciones conferidas a este Cuerpo por el artículo 25 de la Ley Orgánica de Municipalidades en materia de cultura, educación y conservación y, más específicamente, por los incisos 3° y 4° del artículo 27 de esa Ley, en tanto ponen a cargo de la función deliberativa la conservación de valores locales de interés tradicional e histórico, y la imposición de nombres a las calles y sitios públicos; y

CONSIDERANDO:

Que la ciudad de Navarro debe su origen al puesto defensivo emplazado en 1767 a orillas de la laguna homónima, al que se dio el nombre de Guardia de San Lorenzo de Navarro. Si bien no cabe dudar que la elección del santo patrono debió de ser contemporánea a la erección de la empalizada, la referencia documental más antigua (hasta ahora) conocida es la nota que, el 15 de noviembre de 1777, le dirigió el sargento mayor Manuel de Pinazo al virrey pidiéndole mandase a “la Guardia avanzada de San Lorenzo de Navarro” las raciones necesarias para su gente (Archivo General de la Nación, IX,1.6.1). Este nombre se extendería al fortín (categoría dada al puesto en 1779) y al pueblo que poco después comenzó a formarse en torno a él.

Que cuando el cabildo de Luján acordó el 1° de enero de 1798 nombrar un alcalde de hermandad para el distrito, convirtiéndolo así en partido, y el virrey aprobó esa medida un mes después, la denominación dada a la naciente entidad fue, también, San Lorenzo de Navarro. A lo largo del siglo XIX coexistieron ambas designaciones, la completa y la abreviada; pero más recientemente la primera fue cayendo en desuso.

Que diversas localidades conservan su nombre originario: San Antonio de Areco, Carmen de Areco, San Andrés de Giles (súmense: San Miguel de Tucumán, San Salvador de Jujuy). Otras han triunfado en su esfuerzo por restablecerlo, como San Miguel del Monte. En Navarro, en el marco de las conmemoraciones del bicentenario de la creación del partido, volvió a verse San Lorenzo de Navarro en alguna documentación oficial. Sin considerar la opción entre el rescate de valores históricos y tradicionales y la practicidad de generalizar el uso de un nombre más extenso (que, por otro lado, ninguna norma jamás derogó), está fuera de discusión la legitimidad de la pretensión de que algún lugar relevante ostente la denominación originaria de Navarro.

Que, desde la década de 1870, la calle sobre la que se ubican los principales edificios públicos llevaba el nombre de San Lorenzo. En 1964, un justiciero homenaje a un dilecto hijo de Navarro lo cambió por el de Monseñor Miguel De Andrea. Sólo por esta elección la medida no fue totalmente afortunada: despojó al pueblo del único lugar público que recordaba el nombre originario. Pero también había existido otro: la plaza principal. Un viejo testimonio de ello lo proveen los ejemplares del periódico “El Eco de Navarro” de 1882 y 1883 que, en recuadro, ubicaban su “Administración: Calle Comercio (hoy, Mitre), media cuadra de la Plaza S. Lorenzo” (Citado por Elvira Laitano, “Navarro es historia y tradición”, página 21). La pérdida de los archivos municipales correspondientes a las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX impide determinar en qué exacto momento dicho nombre le fue impuesto a la plaza, pero es obvio el arraigo popular de tan merecida denominación. Además, en alguna medida subsistió (o estuvo restablecido) durante parte del siglo XX, como atestiguan los documentos reunidos en el apéndice anexo a este proyecto.

Que resulta absolutamente apropiado que la plaza principal de esta ciudad, mencionada ya en un documento de 1797, lleve el que fue el nombre originario del pueblo y el partido, como homenaje a todos los que desde sus remotos inicios contribuyeron a forjar su historia y su presente. Las apoteóticas honras tributadas al egregio patricio Bartolomé Mitre con motivo de su octogésimo cumpleaños en 1901 (viviría aún cinco años más), además de la imposición de su nombre al partido de Arrecifes por ley provincial del 25 de septiembre incluyeron que, por vía de la sanción de una Ordenanza General, en muchos pueblos se designara a una plaza con su apelativo. En Navarro (era Intendente don Modesto E. Moll) se extremaron las muestras de pleitesía: además de la plaza recibió el nombre del prócer una de las calles principales (la anterior Comercio), siendo ésta la primera del pueblo que fue despojada de su designación originaria. Sería vana presuntuosidad intentar desconocer los enormes y variados méritos del presidente Mitre, cuya figura polémica y señera marcó décadas de la historia nacional; pero no es menos evidente que ni San Martín ni Belgrano (venerables en la cúspide de los prohombres argentinos y por encima de las preferencias o rechazos de opuestas parcialidades políticas) han recibido en Navarro el doble homenaje de atribuírsele a una plaza y a una calle sus nombres gloriosos. Sólo Dorrego ha sido también acreedor a sendas honras: pero su eterno vínculo con el lugar de su inmolación lo justifican plenamente. El proyecto no apunta, pues, al demérito del ilustre porteño: queda la calle homónima como testimonio del reconocimiento del pueblo navarrense a su entrañable memoria y se restablece el equilibrio toponímico con los otros grandes de la Historia.

Que la propuesta tampoco viene a desconocer una ininterrumpida tradición. Además de los períodos en que, según la documentación anexa, la plaza principal fue llamada San Lorenzo, en 1952 el nombre “Bartolomé Mitre” fue reemplazado por el de “Eva Perón”, en homenaje a la recientemente fallecida primera dama. Así se mantuvo hasta que el 11 de octubre de 1955, un mero decreto (N° 14) del entonces comisionado municipal le restituyó la denominación anterior.

Que es de toda justicia que el corazón histórico, geográfico e institucional de Navarro ostente un nombre que exalte el pasado común a todos los navarreros, en vez de limitarse a honrar una figura venerada por sólo alguna de sus parcialidades. La objeción potencial de que el de San Lorenzo pudiere reputarse confesional (católico) queda superada por el propósito y por la forma: no se propone “San Lorenzo” o “San Lorenzo Mártir” (que podría justificar tal reparo), sino “San Lorenzo de Navarro”, en inconfundible alusión al nombre prístino del lugar, sin perjuicio del indisimulado sentimiento religioso que inspiró a los ancestros para atribuírselo.

Que, tal como fue expresado al fundamentarse un proyecto similar ingresado a este Cuerpo en octubre de 1984, es deber ineludible de los pueblos honrar la memoria de aquellos personajes a los que deben su existencia y recordar los acontecimientos y circunstancias que han jalonado su devenir histórico. Sin perjuicio del homenaje a que son acreedores los prohombres que han actuado a nivel nacional, es una realidad que sus méritos gozan del general reconocimiento que traduce la imposición de sus nombres a incontables lugares de la República. Inversamente, es improbable que los acontecimientos y las personalidades de relevancia local sean objeto de otra recordación que la que se resuelva brindarles en el ámbito en que han ocurrido o actuado: faltando ésta, tales hechos y personajes ingresan fatalmente en el olvido.

POR ELLO:

EL HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE DEL
PARTIDO DE NAVARRO, EN USO DE LAS
FACULTADES QUE LE SON PROPIAS,
SANCIONA LA SIGUIENTE:

O R D E N A N Z A

Artículo 1º.- A partir de la promulgación de esta Ordenanza, la plaza principal de la ciudad cabecera del partido será designada con el histórico nombre de “San Lorenzo de Navarro”.

Artículo 2º.- Dispónese que el 30 de abril de 2003, fecha en que se conmemorará el 236° aniversario del establecimiento de la Guardia de San Lorenzo de Navarro, se llevará a cabo la ceremonia de imposición del nombre indicado en el artículo anterior.

Artículo 3º.- Comuníquese a quien corresponda, dése al Libro de Resoluciones y Decretos y, cumplido, archívese.

REGISTRADO CON EL Nº 835/02.-

EXPEDIENTE Nº 1872-HCD- 02.-

DADO EN LA SALA DE SESIONES DEL H.
CONCEJO DELIBERANTE DEL PARTIDO
DE NAVARRO, A LOS 09 DIAS DEL MES
DE SEPTIEMBRE DEL 2002.-

ROBERTO DERBIS NÉLIDA E. IRIARTE
Secretario Presidente
Honorable Concejo Deliberante Honorable Concejo Deliberante